17 de mayo de 2014

Sin Amón

Las tiendas de color canela de Bruno Schulz.

Glotón del adverbio, el adjetivo y la metáfora, cada relato un paisaje cromático donde abundan las formas y escasea el contenido. Las dichosas historias humanas con redoble autobiográfico, papá era maravilloso, mamá hacía unas lentejas riquísimas, el sol de aquel verano golpeando en las hojas de los árboles, etc. La sensación es que vengo comido y me empiezan a meter en la boca un montón de metáforas y lenguaje poético que bajo mi punto de vista no se sostienen al lado de un contenido tan flojito, o mejor, como me pasó con Vidas minúsculas de Michon, la prosa es tanto y el contenido tan poco que se produce un eclipse y este lector aprovecha las tinieblas, la oscuridad puntual, para pasar a otro tema sin que nadie lo vea.

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