5 de mayo de 2013

Valor

El mapa y el territorio de Michel Houellebecq.

Vida de un artista que se hace millonario con sus cuadros. Empiezo por lo malo porque hay menos: el principio es un poco tosco, no fluye bien, las palabras se atascan. El estilo narrativo es correcto, pero quizás demasiado sencillo, la prosa no brilla. Lo peor: la tercera parte entra con calzador y se hace aburrida. Esta parte es una excusa para añadir la paradoja (metáfora si quieres) de que matan al autor para robar un cuadro con su retrato, es potente, había que incluirla, pero podía haber aparecido con más sutileza. Siguiente: un halo de hipocresía rodea a todo el libro. Por ejemplo, la reseña sobre la exposición del artista que hace Houellebecq (que aparece en el libro convertido en personaje) es una farsa, se inventa el discurso para enaltecer la obra, lo que hace que ésta valga más en el mercado. Así el artista se vuelve millonario. También hace muchas referencias a productos cuyo valor está en relación a su precio (comida, vino, coches, etc.), cuestionando así el valor real de las cosas. Por eso vale más el mapa que el territorio. En primer lugar, se plantea la cuestión de por qué lo mundano, si es elevado a la categoría de arte mediante la fotografía o la pintura, adquiere más valor. En segundo lugar, un objeto, un producto, una obra artística, no valen nada si no hay un elemento social que los respalde. El valor intrínseco de algo depende en gran medida de su valor social. Hay una crítica a esa hipocresía del arte y a la sociedad que acepta esa mentira y participa en ella. Al mismo tiempo, el autor se autorretrata (se incluye en el libro como personaje) y hace un guiño a lo que ocurre en su vida real. Todos sabemos que Michel Houellebecq es más querido por su obra que por su vida personal. En ese sentido, creo que está enviando varios mensajes. Se da la posibilidad de que una persona sea socialmente inaceptable, pero se la considere valiosa exclusivamente por sus obras, es decir, si Houellebecq tiene valor social es por sus libros. Y también nos está diciendo: de la misma forma que lees mi libro porque la fama como escritor me precede (alguien ha dicho que soy bueno y socialmente se ha aceptado), tienes una concepción negativa de mi persona porque alguien lo ha dicho y socialmente se ha validado esa versión. Entonces todo lector entra en esa burbuja de hipocresía que aparece en el texto y valora la obra y a la persona en relación a lo que la sociedad dice de ellas. También aparecen varias reflexiones filosóficas interesantes acerca del producto artesanal, la producción en masa, el capitalismo... Me recuerda un poco a Los reconocimientos de William Gaddis (salvando muchas distancias) y a American Psycho de Bret Easton Ellis y también coge algo de las ideas de Andy Warhol.

3 comentarios:

  1. Si te interesa la cuestión de la mercantilización del arte y el proceso histórico que condujo al lamentable engaño que ha producido la especulación de ideas tontas, leéte El puño invisible, magnífico ensayo de Carlos Granés, largo y prolijo pero muy bien documentado e interesante.
    Saludos

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  2. Qué tonto eres, Condón!

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